Sobre la libertad.

5 de enero de 2015.


Sobre la libertad.



Se me escapa la cabeza cuando pienso en la libertad. Me parece tan inabarcable la preciosa palabra, tan rebosante de ideas, de posibilidades, tan llena, que cualquier sorbo no hará bajar su cantidad si no aumentar su volumen. La pregunta sobre la libertad, sobre qué es, cómo se comporta, de dónde nace o o cualquier otra duda que lleve su nombre se me antoja del todo insondable. Nuestro pensamiento lineal nubla cualquier juicio objetivo, cualquier acercamiento a la realidad dura y descarnada.

Si nos preguntamos, dentro del mundo humano, qué es la libertad, no podremos si no respondernos que va relacionada con el dinero. Siempre se dijo que el dinero no da la felicidad; pero nada de que no diera la libertad. Asumimos, unimos y relacionamos libertad con felicidad. En una sociedad como la nuestra, desde ya hace muchos siglos, hemos aceptado el subyugamiento a la sociedad, al vivir en hermandad de especie. Pero al renunciar a nuestra teórica libertad en pos de una mejor vida, de una más cómoda y placentera y ociosa y alejada de la muerte, hemos realizado una elección que se arrastra por todos los siglos; sería un error de perspectiva el admitir nuestra libertad individual sin tener en cuenta el contexto temporal, la tradición y el contexto social.
Como seres sociales, el hombre ha ido transmitiendo sus conocimientos a las generaciones que lo continuaban, pero a diferencia de los animales, el hombre, gracias a la siempre perenne ambición, a ésa búsqueda de riquezas, valiéndose de rutas comerciales y conquistas amplió su horizonte hasta convertirlo en esférico, controlando toda la superficie terráquea. Por lo que los inventos descubiertos en la otra punta del mundo, hace muchos siglos, nos afectan, configuran nuestro mundo. Un ejemplo es la pólvora que lanzan los niños en navidades, asustando a viejas y jóvenes que pasean tranquilos. O un simple mechero, que es el invento más caprichoso de la historia del hombre. ¡Con lo que costó dominar el fuego! Y ahora lo vemos tan cotidiano e irrisorio que lo perdemos cientos de veces.
Luego, pienso, la libertad no se encuentra sólo en el individuo, si no en el contexto. La capacidad de interactuar con lo que nos rodea nos proporciona una amplia variedad de elecciones. Y no si no de eso es de lo que trata la libertad. La elección, la bifurcación ficticia de los actos en el tiempo. No es tanto la capacidad de razocinio, ni la consciencia de la elección lo que da poder a la libertad, ella no se ve afectada. Es el simple hecho de la bifurcación, en cualquiera de sus formas, la que da forma a la libertad.
Pero no hay que detenerse ahí, pues da mucho más de sí. Podría replicárseme con argumentos tales como que no elige el animal el comer o el beber, como tampoco lo hace el hombre, pues los instintos son inmutables e inquebrantables. Yo podría responder que ese razonamiento es válido y cierto, pero que el hombre puede decidir mantenerse en huelga de hambre; aunque al final acabará comiendo. El animal no puede decidir si comer o no, porque no tiene ese contexto. Y reincido, no es la cantidad de elecciones lo que conforma la libertad, pues esta no se puede medir cuantitativamente. Pero volviendo al supuesto argumento que se me puede lanzar, y que debo responder, debo decir que la libertad no es todopoderosa. Digamos que ésta preciosa palabra es el contexto, algo que ya llevamos pegado cuando nacemos, inherente a la vida, inherente a la existencia. Ella no puede con los instintos, pues éstos son los que nos mantienen con vida, y la libertad no es si no una consecuencia de ésta, nunca por encima, siempre presente y dentro de la existencia. Así pues los instintos intentan preservar la vida, que es más grande que la libertad, por lo que el condicionamiento de cada uno afecta a su forma de interactuar con la libertad; pero en ningún momento se la anulan.
Que yo no pueda disfrutar de una semana en una playa paradisíaca por que no tengo dinero no quiere decir que no pueda; pues si tuviera el dinero suficiente, podría hacerlo. Así pues, el problema no es mi incapacidad de realizar algo, si no mi falta de herramientas, de recursos para hacerlo. Puedo ahorrar durante bastante tiempo para conseguir la suma necesaria. Tampoco la libertad es instantánea. Tampoco entiende de aciertos y errores. Pudiera ser que alguien no estuviera a gusto en su trabajo y deaseara dejarlo, pero sabe que le sería muy complicado encontrar otro, no ya sólo uno en el que le pagaran la misma suma, si no ya otro trabajo en sí. Se podría decir que ésa persona no tiene capacidad de elección. Yo digo que así como he dicho que la libertad es la elección, debo añadir que cada acción, en sí misma posee la consecuencia; y es ésta consecuencia, imaginada con anterioridad, lo que nos permite al hombre obrar en la libertad. Si ése hombre ficticio eligiera dejar su puesto de trabajo, debería asumir su acto, sus consecuencias, pues nacieron de su elección. Así como si no lo hace, y sigue a disgusto muchos años más en su puesto de trabajo.
Y podría decirse muchas más palabras sobre ésta preciosa palabra, sobre lo que permite a la vida reproducirse y existir; habría que mirar más hacia arriba, hacia lo grande; y también hacia lo más pequeño. Pues tendemos a reducir todo al hombre, a nuestro contexto, a nuestro planeta;cuando, cada vez más, deberíamos darnos cuentas que la tierra, la esfera mayoritariamente azul, nuestro hogar, no es más que uno entre miles de miles de millones. Un punto casi invisible desde el cosmos. Y, si la libertad está relacionada con el contexto, éste macro contexto, y también el micro, deberíamos tenerlos en cuenta. Pero hoy de momento no. Mañana, o cualquier otro día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario