Acuario.

16 de octubre 2015


Acuario.





Otra semana que se pierde en otro mes, es otro día cualquiera, que se diferencia de los demás por los dígitos de la parte inferior derecha de mi ventana virtual. Tecleo imprimiendo el mismo sentimiento en la yema de los dedos que el que pone la lengua contra los dientes; mis dedos son mi voz. O mi boca. Por internet todos tenemos nuestra propia voz, yo leo a Margarita y tiene mi tono y mi entonación. ¿Por eso detestamos nuestra voz grabada? ¡Esa es la voz que tienen los demás, no puede ser la mía! Pero lo es. Tienes voz a parte del texto. A veces resulta difícil sonreír detrás de la pantalla, sólo una risa interna y censurada que no deriva en nada. 


Pienso en la humanidad virtual como en un inmenso acuario: todos detrás de cristales, haciendo malabares para que los que han pagado se rían y aplaudan nuestras vidas. Cada persona, incluido yo mismo, está tras un cristal que distorsiona la realidad, un cambio de medio: como el agua que quiebra el palo, lo que vemos está distorsionado. El prisma virtual quiebra nuestra vista y nos muestra una realidad de otro medio imposible de alcanzar. No existe la rama quebrada, existe la rama recta. Internet no existe, sólo existimos nosotros. 


Se suceden los días y siempre hay Trendings Topics en Twitter. Todos los días se habla de algo y se hace viral. ¿Cuántos vídeos virales hay ya? Antes, cuando era muy raro que un vídeo llegará a casi todas las personas, era una proeza. Ahora es márketing. El viral es el chismorreo de la semana, la vecina embarazada del Richa a los dieciséis. Pero no perdura, hay muchos, muchas Jessicas que huelen a humo; ya dan igual. Hay tema de conversación todos los días porque ahora de todo se opina, nadie se calla, nadie se para a pensar. Las opiniones, la mayoría, no se crean en el interior, en el pensamiento; se crean en la lengua (ahora en los dedos) al hablar. Se piensa más rápido cuando se habla. Y ahora nadie se calla. Opiniones que se superponen y pelean, que bailan y gritan para imponerse a las demás. No sólo somos nuestras opiniones, ni nuestro gusto musical, ni nuestro gusto estético ni nuestro sentido del humor. 


33Cuando llegaron al lugar llamado ``La Calavera, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos.35Y el pueblo estaba allí mirando; y aun los gobernantes se mofaban de El, diciendo: A otros salvó; que se salve a sí mismo si este es el Cristo de Dios, su Escogido.…


Y cuando matamos a Dios se nos perdonó, porque no sabíamos lo que hacíamos; pero cuando matemos al hombre se nos condenará, porque sabíamos lo que hacíamos y sólo construimos castillos de cartas confiando en que el viento nos respetara. Somos actores de una obra de teatro que creemos que hemos escrito nosotros. Nos relacionamos con fachadas, nos vendemos y esperamos ser comprados. Valemos dinero, somos mercancía. 


La palabra persona viene del griego persona, que significa máscara usada por un personaje teatral...


Blancanieves.

4 de octubre 2015


Blancanieves.





Todas las ventanas estaban cerradas y las manzanas, bien pulidas y relucientes, descansaban en el frutero. Todas con su muerdo perfectamente marcado. Las cortinas llevan echadas varios días, semanas incluso, pero las luces de bajo consumo mantenían la iluminación. Desde su sofá, con las piernas en alto y la mirada baja, miraba él su portátil blanco y silencioso. Tecleaba y deslizaba los dedos por el teclado táctil como si fuera una de esas películas de ciencia ficción donde con sólo mover la mano se desplaza información. Navegaba, si es que ahora se navega y no se vuela o se teletransporta, por sus redes sociales, todas abiertas a la vez. Las ventanas estaban cerradas pero el mundo ya no se mira por ellas. O eso pensaba él, y muy lejos no andaba de la verdad, pero tampoco muy cerca. Vio como una antigua novia del instituto le había mandado una petición de amistad. Quiere ser mi amiga se dijo en voz alta. La aceptó y la buscó en Instagram, porque la gente en Instagram siempre sale más guapa. La encontró y tras varios corazoncitos decidió seguirla. A su memoria llegó el único beso que se dio con ella, en un botellón, cerca de las seis de la mañana de un día de junio. Como por arte de magia a su cabeza llegaron más besos y labios y piernas y tetas y palabras de descortesía, coqueteos y posibles escarceos amorosos que nunca se dieron, pero porque él no quería. Recordó nombres y pasó de un perfil a otro, buscó las fotos en bikini y las de nochevieja. Agregó a un par de ex novias y tres o cuatro compañeros del equipo de lacrosse.

El mundo ya no está afuera, si no a través. A través de una pantalla, de un teclado y del wifi. Él estaba contentísimo de haber encontrado a esa muchacha y a las demás, y a sus excompañeros. Estaba exultante y decidió escribirles a todos para preguntarles que tal les iba. Y pasaron horas y días y ninguno le contestó. Eso tampoco le decepcionó, ya se le había olvidado toda la excitación. Ahora era Trending Topic una salida de tono de un aspirante a periodista con una futura alcaldesa, todo el mundo hablaba de ello, los tuiteros famosos afilaban su teclado y proferían frases ingeniosas y directas para dejar clara su postura. Todo el mundo habla de lo mismo, siempre hablan de lo mismo, da igual que tema toque cada día, porque todos los días hay uno. Él tuiteó y se rió con lo tuiteado sobre el periodista. Se metió en Instagram y vio los nuevos selfies de las guapas de la carrera, vio el perro nuevo de la vecina, lo enamorados que están todas las parejas y lo fácil que es vender una vida a través del móvil. Nada de eso le afectaba, incluso tenía amiguitas por Instagram y Badoo con las que fantaseaba con quedar algún día.

En un momento decidió meterse en sus propias fotos y mirarlas como si de un desconocido se tratase, y lo consiguió. La cosa no fue difícil, casi todos usan los mismos filtros y los selfies, a no ser que seas tuerto, o bizco, no cambian mucho de uno a otro.

Así se pasó casi toda la noche, saltando de perfil en perfil, de red social en red social, cuando, nadie sabe cómo y de dónde, sonó el teléfono. Pero nadie lo llamaba, era un whatsap: 'ey, tio, qdams?'
Primero lo leyó desde la pantalla de bloqueo y lo dejó reposar un rato. Si no salía el doble tick azul, nada pasaba, no lo había leído, estaba ocupado y no había oído el teléfono, cualquier cosa. Unos minutos después contestó: 'stoy liao'. Y lo volvió a tirar al sofá pensando en por qué quedar con alguien cuando tienes todo el mundo en tu móvil.
Y así se fue a dormir, sin nadie que pudiera despertarlo de ese sueño que lo invade cuando enciende su Mac.

 Cada dispositivo con internet es una ventana a un mundo donde todos son Blancanieves envenenadas, y donde los príncipes sólo llaman al fijo.

Manzanas.

1 de octubre 2015


Manzanas.



A ella le dijeron que las cosas buenas de la vida no se buscan, si no que se encuentran. Ella entendió que para que te pasen cosas buenas sólo debes quedarte quieto y esperar, que el universo conspira a favor de uno, que si deseas con fuerza todo llega. No le gustaba su vida desde hace mucho, su novio no era el que conoció; cuando ya llevaban un año y algo él se relajó y se dejó llevar, rodando sin rozamiento por la vida, con barriga recién estrenada y rutinas de sofá y manta. Ya no era atento, ya no era tan cariñoso, ya no había que conquistar su confianza pues esta empezaba a dar asco. Ella había cambiado también, pero eso nadie se lo dice. Ya no le hacía la misma ilusión la tarrina de helado de chocolate el primer día de menstruación, ni que la invitara a cenar. Ya no era un plan perfecto el quedarse en casa calentitos diciendo tonterías, ya no follaban como antes. Los cambios de uno no los vemos, los cambios de los demás siempre son obvios.
Por eso decidió convertir a su novio en un ex y se mudó a la costa, a esperar. Ella siempre había creído que se merecía lo mejor. ¿Por qué pensaba eso? Nadie lo sabe. Pero ahora todo el mundo piensa eso. La fábula de las manzanas en el árbol se la contó una amiga mayor que ella, hace ya unos años. Según su amiga todas las mujeres son manzanas y están en el árbol con sus formas redondeadas y coloradas. Algunas están más arriba y otras más abajo. Las de arriba son las mejores, las más difíciles de alcanzar, las de abajo caen antes, podridas. Por lo visto, los hombres se acercan al árbol para coger a las mujeres, pero tienen miedo de ir a por las mejores, las de más arriba, porque temen caerse y romperse el cuello, así pues se agachan y cogen a las podridas.  Ella, como todas las que oyen la historia, se creen que están en la parte alta, y que nadie se atreve a cogerlas, a escalar para ellas. Pero ninguna piensa que todas las manzanas caen.
Cogió sus cosas y se mudó a una casita pequeña y húmeda pero que daba al mar gris y furioso. Se compró un banco de madera y lo pintó de rojo y decidió sentarse allí a esperar a que alguien escalara para morderla. ¿De dónde nace la certeza de que ella es una manzana sana y atractiva? ¿Por qué creen las mujeres que son los hombres los que tienen que jugarse la vida para atraparlas? ¿Por qué son ellas las que están en el árbol y se despeñan?
Sentada en su banco le daba vueltas a las cosas y a las manzanas. ¿Sufren de lumbago o de gastroenteritis los hombres que sólo recogen manzanas del suelo? Los que escalan y van directos a por las más altas, cuando caen, ¿caen por falta de destreza o porque la manzana se resiste?

Esperando en el banco no pasó nada, de momento. Seguramente pasará, porque siempre pasa algo. Pero no porque se limitara a esperar. Si no porque se había mudado, se había separado de su novio y porque tomó una decisión. Las manzanas en el árbol para Adán y Eva, no hay que dejarse embaucar por la serpiente. No hay manzanas, no hay árbol, no hay búsqueda en vano. Las mujeres no deben esperar a que alguien arriesgue su vida por ellas, ni los hombres. Somos más como patatas, creciendo del suelo, enterradas, invisibles cuando se camina. No hay que escalar, hay que agacharse y ensuciarse las manos y limpiar la raíz. Porque lo importante se busca, y una vez en el camino correcto, se encuentran cosas.