3 de marzo 2015
Preguntas: satnugerP.
Hay un espejo dentro de cada uno, muchas veces tapado con una manta; la misma con la que nos escondemos en la cama por la noche, esa que no pueden traspasar las balas ni los cuchillos: una manta que es nuestro escudo contra el mundo.
¿Qué tiene dentro cada persona? ¿Por qué somos tan distintos? ¿Cómo se puede seguir siendo siempre los mismos a los ojos de los demás, a los propios? ¿Qué se busca en los demás, en nosotros mismos?
Los sentimientos y las sensaciones son casi idénticas en cada uno, aunque no lo que las hace aflorar, no en la forma de la flor, ni en el sabor del fruto, ni en la forma. No todas las personas se riegan igual, ni necesitan la misma cantidad de agua. Algunas necesitan más sol y otras, ligeras tormentas ruidosas aunque inofensivas. Algunos necesitan la aventura de la zozobra bajo la tempestad y buscan navegar siempre bajo su propio mando, alzándose en las crestas del oleaje espumoso y furioso. Otros necesitan de la calma de los lagos, del piar de los pájaros lejanos, de los riachuelos que desembocan en ríos pequeños. Jardines, flores, animales domésticos, olor a hierba y a humedad. Amaneceres o atardeceres. Amargo o dulce. Fuerte o suave.
Cada persona es un mundo, y cada uno atendemos a una gravedad distinta. Incluso aquella que parece la viva imagen de la alegría, del individualismo más sano y abierto de mente, incluso ella tiene momentos en los que siente algo parecido al vértigo que se sufre al mirar a un pozo hondo y oscuro.
¿Qué significa ser uno mismo? Teniendo todos altibajos, secretos y debilidades, despistes y aciertos... ¿cómo se puede ser siempre uno mismo?
Ella tiene los ojos grandes y oscuros, y a través de ellos ve el mundo, sin saber que el mundo también mira dentro de ella. Y eso nos pasa a todos. Sus ojos son el espejo al que no quiere mirar. Demasiado tiempo lleva tapado su reflejo. Porque no penséis que por tapar el espejo el mundo se deja de reflejar. Seguimos ahí, en la oscuridad, sin saberlo. Y éste es como el retrato de Dorian Grey. Pero nos obcecamos en seguir ciegos por miedo a no ser como nos imaginamos.
¿Qué tienen las personas dentro? Quizás sea su propio reflejo ignorado, o el mundo entero. O ambas cosas.
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